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lunes, 17 de octubre de 2016

De Pizzorno al mundo...


Cuando el ser humano se enamora, se pone goma. Está clarísimo. Cuando estas enamorado, es todo color de rosas. Las mariposas aletean, la luna sonríe y el viento nos susurra cosas hermosas al oído.
Que pasa cuando nos enamoramos de un vino? Existe el amor a primer descorche?
Por algo beber y besar son cosas similares… y hasta vida y bebida.
En fin. Anoche necesitaba por esas cosas de la vida, beber. Y fui derechito a una caja de Dumbar que tengo en la baulera de arriba (porque tengo otra abajo mas cargada… y otra en mi habitación, y un mueble en el living, y otra nuevita en casa de #Novia)… y lo primero que agarre fue un AMAT… “Naaah, es demasiado para hoy…”
Y que bebo? Un blanco? Miraba de reojo al Preludio blanco… o al Riesling de Bouza.
Manoteo un Pinot, y me dije a mi mismo: Metele que son pasteles.
Subí hasta casa, lo metí en el freezer, como esperando bajarle un poquitín más la temperatura mientras me daba una ducha… pero ni me aguante.
A los 5 minutos, mientras daba vueltas por la casa, ya estaba descorchado… y empezó la magia.
Viste cuando te enamoras? Que tu mujer (u hombre, depende el caso. En el mío, mi mujer)… decía. Que tu mujer es la más perfecta, que te gusta todo, que tiene todo, que es buena, linda, compañera, simpática… toooodo y más. Bueno: Pizzorno Pinot Noir Reserva 2015
Este Pinot tiene todo lo que quieren los Pinots.
El colorcito hermoso, tenue, brillante… precioso.
Metí la nariz en la copa con desesperación y comenzó el desfile: Cuero, caballito, madera, cafecito, tostado. Y cuando empecé a marear la copa como queriendo sacarle todo el jugo aparecieron frambuesas, grosellas, hebras de té negro (cosa que me fascina en el Pinot) unas ciruelitas… sencillamente sorprendente.
En boca era un despelote. Me sentí niño en Disneylandia. Destaco la frescura, ese nervio, tenso, vibrante. Ligereza sin perder personalidad. La complejidad en la nariz se replica en la boca.
Que bien manejada que esta la madera en este vino!!!
Que la tiene la tiene, y presente, pero tan bien puesta que tiene una fluidez envidiable.
Creo que la próxima vez que lo vea a Carlos Pizzorno, le voy a proponer matrimonio, o algo asi...

Que grande sos, Pizzorno y que grande el Pelado que tenes por enologo!